La Masia seduce al mundo: las claves de la goleada de la cantera a la cartera

Con permiso de jugadores como Pedri, Raphinha, Lewandowski, Koundé, Iñigo, Araujo, Ferran, Christensen, Szczesny, Pablo Torre, Pau Víctor, Gerard Martín, De Jong o Ter Stegen, que seguro que lo entenderán, algunos de ellos con muchos galones, una fotografía de la gran noche del Barça en Jeddah (Arabia Saudí) dio la vuelta al mundo. En plena celebración de la Supercopa de España tras una goleada de ensueño al Real Madrid (2-5), 15 de los 29 hombres de Hansi Flick que estuvieron en el King Abdullah Sports City, ya fuese en el césped, en el banquillo o en la grada, posaron juntos con el trofeo en una imagen para la posteridad. Eran los canteranos de La Masia, los que han crecido en el fútbol base azulgrana, los que derrotaron a la cartera merengue. Para muchos de ellos era su primer título con el primer equipo.

Algunos menores de edad, como Lamine, Cubarsí y Bernal, los tres de 17 años, o Toni Fernández, de 16. No mucho más mayores, Fort (18), Sergi Domínguez (19), Gavi (20), Astralaga (20), Fermín (21), Casadó (21), Balde (21) y Ansu Fati (22). Y otros más expertos como Eric (24), Peña (25) o Dani Olmo (25).

Gerard Martín

Fue un ejército de jóvenes talentosos y trabajadores que también exhibieron desparpajo en las celebraciones junto al resto de la plantilla. El avión del Barça fue una fiesta en el regreso a casa. Despegó en la madrugada de Jeddah y aterrizó en El Prat a las 8 de la mañana de ayer lunes. Se cantó y se bailó ‘la conga’ por el pasillo y se entonó el himno del Barça a todo trapo. Laporta fue un ‘juvenil’ más en las celebraciones, liderando cánticos y danzas. En un momento de la celebración, se cantó el ‘boti, boti, boti, madridista qui no boti’.

Flick, tras el cambio de planes acordado con los capitanes, que le pidieron no pernoctar en Arabia y despegar tras el partido, dio descanso ayer a la plantilla, que lo agradeció y se animó hasta el punto de que durante el viaje se rumoreó que los campeones y todo el staff se podrían llevar una prima por el título, una novedad porque por ganar la Supercopa no está estipulado dar una paga extra.

Lo que pasó en el aire fue la continuación de lo que se vivió en la tierra, con escenas de euforia contagiosa, como el salto de Gavi a los brazos de Flick, bailes ‘prohibidos,’ gafas inusuales o el celebrado aterrizaje del padre de Cubarsí de rodillas en busca de su hijo. Porque en este Barça tan joven se ha cambiado el antiguo orden: durante años fueron los hijos de los futbolistas los que correteaban por el césped mientras sus padres celebraban los títulos. Ahora, con varios protagonistas adolescentes, son sus padres los que irrumpen en los festejos.